El poder de las palabras, de Mariano Sigman

Mariano Sigman y el poder de la grata conversación


Uno de mis mejores amigos, doctor en Física, defiende un principio muy lógico: tener en
quien confiar y que nos escuche es vital para el bienestar humano. Necesitamos conversar, intercambiar ideas, entendernos en el silencio ajeno. Pero -y esto es ya mi análisis como pensador que soy- hay un aspecto aún más profundo que la simplona descarga emocional mediante la palabra: al expresarnos estamos ordenando nuestro pensar, concretándolo cuidadosamente, porque para hacernos entender primero necesitamos entendernos a nosotros mismos. El batiburrillo se desmadeja en un hilo más o menos coherente y de esa manera la capacidad de reflexión agudiza nuestro pensamiento. Al explicarnos frente a otros nos permitirnos hacerlo ante nosotros mismos.


El neurocientífico argentino Mariano Sigman publicó hace unos meses un ensayo que me
pareció muy interesante para un tiempo en el que todos queremos expresarnos, sea de palabra, en tuit o mediante algún libro que saque lustre a nuestro narcisismo, pero en el que la percepción de soledad se ha convertido en uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. Uno de cada diez habitantes de la UE se siente solo, según un reciente informe sobre la soledad encargado y difundido por la Comisión Europea. En el caso español, la soledad afecta entre un 9 y un 10% de sus ciudadanos, siendo más afectados países como Portugal o Grecia, incrementándose el porcentaje hasta un 17% en la nación helena.

¿qué mejor refugio puede existir que la lectura frente a un mundo ruidoso y a menudo hostil?


Entre los múltiples factores de este síntoma está la incomunicación. Para hablar
necesitamos albergar cierto grado de libertad con nuestros interlocutores. Es la razón por la que en el sacramento católico de la confesión existe el secreto homónimo. Con mayor motivo, poder expresar nuestro pensar y sentimientos más profundos necesita de unos férreos lazos de amistad, del amor firme de la pareja o de los estrechos vínculos entre padres e hijos, por ejemplo. Si no sentimos la confianza necesaria, lo más frecuente es que prefiramos hacer un tenue mutis y guardar silencio, con las consecuencias negativas que esta decisión proporciona a largo plazo.


El poder de las palabras es, en este sentido, un ensayo que persigue ofrecer al lector un
cambio de perspectiva
. Una vuelta de tuerca que considero esperanzadora: desde su conocimiento científico e investigador, Sigman desarrolla estrategias y mecanismos mediante los que podemos modelar nuestro cerebro, establecer conexiones neuronales que nos sean positivas y reorganizar el contenido mental que nos afecta tan negativamente, en muchas ocasiones. El elemento vertebral es la conversación. El neurocientífico está convencido de que podemos cambiar nuestra vida a través de esta práctica.


Con un tono ameno y llano, el autor ofrece un ensayo de buena lectura en la que
desarrolla multitud de aspectos en los que podemos enfocarnos. Además, ofrece recomendaciones sobre posibles mecanismos y conductas a desarrollar. Por supuesto, hilvana sus conclusiones y saberes acerca del poder de la buena conversación, los sanos vínculos afectivos y el autocuidado de la salud mental, que emparenta con la física, como bien conocemos a partir del célebre adagio latino.


Debate es la editorial encargada de traer el trabajo de Mariano Sigman y, en concreto,
El poder de las palabras ante los lectores españoles. En un formato en tapa blanda y con un buen cuidado estilístico, este libro resulta, cuanto menos, interesante de leer y de reflexionar acerca de los razonamientos, contenidos y posibilidades que el autor ofrece a quien desee dedicar un pequeño tiempo de su vida a la peculiar conversación que es la lectura. Porque, ¿qué mejor refugio puede existir que la lectura frente a un mundo ruidoso y a menudo hostil? Hay otros, pero este es uno de los más eficaces probado durante unos cuantos milenios. No es poca cosa.

*David Lorenzo Cardiel (@davidlorcardiel), es filósofo, escritor y crítico literario.