la plaga blanca consonni

La plaga blanca no es un libro sobre la tuberculosis; es un libro sobre la vida. En concreto sobre la vida de Chéjov, Kafka, Mansfield, Salvat-Papasseit, Éluard y Orwell unidas por el hilo invisible de una enfermedad. Plaga porque se contagia como una peste. Tanto, de hecho, que se aísla a las personas enfermas, se las destierra y se las condena al ostracismo. Y en ese confinamiento, los enfermos se marchitan y empalidecen (de ahí que la epidemia reciba el calificativo de «blanca»).

Un texto escrito con la picardía y sinceridad que esconde un seudónimo, sin centrarse exclusivamente en la tuberculosis, porque lo más interesante de estos personajes es cómo vivieron, antes y después de tener noticia de la enfermedad. Drama tras drama, cotilleo tras cotilleo, con cambios de protagonistas, para demostrar que la esperanza es algo que perdura siempre, aunque sea por poco.

Además, toda esta trama viene acompañada de fragmentos de la propia correspondencia de cada una de estas personalidades, a modo de flashback, y aportando realismo y dinamismo, introduciéndonos de pleno en la mente de estas figuras, su tiempo, su arte, sus preocupaciones y pensamientos más ocultos.

Esta obra la completan la ilustración de Joan Fontcuberta y el prólogo de la filósofa Marina Garcés, que nos asemeja y compara estas dos pandemias, la de la tuberculosis y la del Covid, hablando de clases sociales y medios de comunicación, del recuerdo que perdurará en las próximas generaciones y de las personificación de la enfermedad.

Para cambiar la mirada hay que aprender a entender a los enfermos y a las enfermas, tal como propone este libro:

Escapar de la abstracción del nombre único de la enfermedad y aterrizar en la multiplicidad de los cuerpos y de las experiencias para llegar a dar la voz y la palabra a los enfermos en vida que todos somos.

(Página 17)

Un aclamado debut literario, publicado originalmente en catalán, de Ada Klein Fortuny, autora tras un seudónimo, una doctora experta en enfermedades infecciosas. Indagando en los libros de correspondencia y en documentos privados de estos escritores admirados y leyéndolos, a la autora le sobreviene la duda: ¿qué va antes, la enfermedad o la persona? La enfermedad define a la persona, pero el carácter de la persona define el curso de la enfermedad. ¿Es posible separar una cosa de la otra? Ante la misma desgracia, ¿estamos predispuestos a afrontarla de uno u otro modo? Con el espíritu combativo y alegre de Salvat ¿se lleva mejor la derrota? Y, por el contrario, con una personalidad como la de Kafka ¿asumimos la pérdida como lo que nos corresponde? Si Éluard hubiera sido distinto, menos egoísta, ¿habría vivido menos tiempo? Nunca lo sabremos, pero Klein Fortuny tiene una teoría. Empecemos.

Sin ser consciente, lo hice porque todos sufrieron la misma enfermedad y todos eran distintos, pero también iguales en una cosa: ninguno de ellos dejó nunca de trabajar pese a la sacudida. Se centraron en lo que más les importaba. Ninguno de ellos perdió las ganas de vivir. Las obsesiones mueven el mundo. La determinación los salvó. No de la enfermedad, evidentemente.

Pág 163
la plaga blanca consonni
Cubierta

*Nota de prensa

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