Charles Bradley (credit photo Steve Rose)
Charles Bradley ((c) Steve Rose)

Charles Bradley. No apto para no soñadores

Spoiler: La historia de Charles Bradley (1948-2017) fue un ascenso desde los infiernos del abandono, la pobreza y la violencia hasta las mieles del éxito en el ocaso de su vida, cuando casi nadie espera nada. Una existencia llena de adversidades noqueadas a golpes de música y sentimiento. Un relato vital digno de recordar no apto para no soñadores.

Porque Charles Bradley no lo tuvo nada fácil. No conoció a su padre y hasta los 8 años fue criado por su abuela materna. A esa edad su madre (a la que tampoco conocería hasta entonces) volvió a por él para llevárselo a Brooklyn.

A los 14 años dos cosas marcarían su vida. Su hermana le llevó a un concierto de James Brown en el Apollo de NY. Aquello le conmocionó tan profundamente que se dedicaría más tarde durante años a actuar emulando al artista. En esa misma época se vio en la necesidad de huir de su madre ‘tenía miedo de que me hiciera daño, por eso me fui’ decía, lo que le llevó a una vida dando tumbos, deambulando por las calles, malviviendo y durmiendo en el metro.

James Brown En el Apollo de NY
Cartel de James Brown. Apollo de NY

En 1977 se instaló en California, y se ganó la vida como barrendero, cocinero en un hospital psiquiátrico, pescador, carpintero, mensajero… 20 años después regresaría a NY para cuidar de su madre enferma. Es entonces cuando Bradley casi muere a causa de una reacción alérgica a la penicilina. Pasado el peligro su hermano Joseph le insiste: ‘Ahora haz algo que quieras hacer. Sigue tus sueños. Te encanta la música, hazlo’ y Bradley se coloca una capa y una peluca y decide actuar en algunos antros de mala muerte de Brooklyn convertido en Black Velvet, un imitador de James Brown.

Poco después ocurre algo terrible, el hermano de Bradley muere asesinado por su sobrino a escasos metros de su casa. Su tema Heartaches and Pain de No Time for Dreaming, es un vívido relato de la muerte de Joseph.

Cuando tenía 14 años, decidí que nunca tendría hijos. Y así lo he mantenido. No quiero traer un hijo a este mundo. Mis hermanos nacieron en la pobreza y en la pobreza siguen. Es imposible salir de ahí.

Un día, animado por un amigo se acercó a una humilde casa situada en un barrio de inmigrantes en Brooklyn, ahora bohemio por la gentrificación. En su puerta cuelga un cartel donde se lee ‘Daptone records, House of the soul’. Se trata de un modesto pero genuino sello que no cesa de realizar milagros en su labor de reflotar el sonido clásico de la música negra. Allí grabó Amy Winehouse su Back to Black y Sharon Jones mutaría de funcionaria de prisiones a todo un símbolo del funk y el soul contemporáneos.

The House of Soul : Daptone Records en Brooklyn

Los de Daptone/Dunham Records decidieron darle una oportunidad y Charles pasó a formar parte de la familia coral de Daptone y no solo a nivel musical. Se convirtió en uno más del equipo ayudando con las reformas y cocinando. Pero sería más tarde, tras conocer a Thomas ‘TNT’ Brenneck, guitarrista de los Dap-Kings (la que sería también banda de nuestra querida Sharon Jones, de quien pronto publicaremos otra entrada), cuando todo cambiaría. TNT por aquel entonces andaba en busca de un cantante para su banda The Bullets y su colega Bosco Mann, cofundador junto a Neal Sugarman de Daptone, decidió presentarle a Bradley .

Bradley yTom Brenneck TNT
Charles Bradley (izq) y Tom Brenneck TNT. (Imagen cortesía de Tom Brenneck)

Se conocieron y se forjaría una amistad que propiciaría la publicación de su primer álbum en solitario en 2011 ‘No time for dreaming’. Un título que bien podía resumir su vida.

Acompañado de su gran amigo y mentor TNT trabajaría sin descanso para encontrar su identidad musical. Incluso, debido a su analfabetismo, recibiría clases particulares de gramática para poder componer las letras de sus canciones.


Bradley y TNT tocando Hearth of Gold de Neil Young (Funk-U, Paris 2011)

Como dijo ‘Pasaron 62 años para que alguien me encontrara’… aunque él nunca se perdió. A los 63 años conoció la fama. Se despojó del traje de imitador de James Brown y se colocó el suyo propio para dedicarse en cuerpo y alma a la música, aunque solo fuera de forma parcial y durante el tiempo de descuento.

Sigo trabajando de carpintero y lampista. Dice la gente que, ahora que soy cantante, podría comprarme una buena casa, pero yo prefiero vivir en un lugar en el que pueda pagar el alquiler cada mes

Sus conciertos eran una especie de experiencia mística. Sus alaridos lo llenaban todo. Gritaba su dolor. Lo expulsaba en cada canción en una especie de exorcismo intercambiando en cada directo todo ese torbellino emocional con el público. Cuando terminaba su actuación, antes de abandonar el escenario, trataba de abrazar a tantas personas como pudiese. Soul en combustión. Imposible no sentirlo.

Aún temo ser feliz, porque si lo soy bajo al lugar de donde salí. Así que sigo aguantando y admirando la belleza que me rodea.

Fue un idealista. Estaba convencido de que si amábamos lo suficiente lograríamos erradicar el dolor y el sufrimiento del mundo. Quizás por eso cuidaría hasta el final de su madre enferma a pesar de que ésta les abandonara. Aunque reconoció odiarla durante muchos años logró reconciliarse con ella antes de su muerte en 2014, dedicándole una de sus últimas canciones, una versión de la famosa canción de Black Sabbath ‘Changes’.

Cantó al amor, al dolor pero también a la lucha. No faltaron en sus letras los problemas sociales o los conflictos raciales que estaban resurgiendo en EEUU por las movilizaciones en respuesta a los homicidios de ciudadanos negros a manos de la policía.

Vuelve el color. Si no tenemos cuidado, seremos segregados de nuevo,

Cantaba en ‘Change for the world’.

Durante una gira en Reino Unido Charles terminó en el hospital a causa de dolores estomacales. Semanas más tarde le diagnosticaron un cáncer de estómago. A pesar del intenso tratamiento, continuó grabando y ofreciendo conciertos hasta el final.

Charles Bradley murió a los 68 años a causa de un cáncer. Su increíble historia fue contada en el documental Soul of América. Su sueño apenas duró 5 años. Pero soñó.

Cometa Bradley. Puro soul.

Charles Bradley abraza a su público al terminar el concierto
Charles Bradley abrazando al público ((c) Rolling Stone)